Balbín nació en el año 1904 en la ciudad Capital de la República, vivió algunos años en el interior de la Provincia de Buenos Aires y finalmente se radicó en la ciudad de La Plata. Ricardo Balbín desde muy pequeño comenzó a incursionar en la política argentina, en momentos en que el país, a través de aprobación de la Ley Sáenz Peña, producto de las consecuentes luchas del emergente radicalismo, investiría a Hipólito Yrigoyen, como el primer Presidente popular de los argentinos.
Más allá de afiliarse al Unión Cívica Radical, cuando tuvo la edad requerida, fue un fervoroso militante reformista en la Universidad Nacional de La Plata, donde estudió la carrera de abogado. Será Balbín quien se pone al frente del Comité Radical de la sección primera de La Plata, luego del golpe de estado de 1930, con el fin de comenzar la tarea reorganizadora del radicalismo, y de resistir al régimen conservador recientemente instalado por la fuerza de las armas.
Fue Balbín en dos oportunidades electo Diputado Nacional, pero por la anulación de los comicios en 1931, no asumió, y por ser una elección fraudulenta, tampoco lo hizo en el año 1940. Será recién en el año 1946, cuando fue electo Diputado Nacional, tendrá el honor de presidir el Bloque de Diputados Nacionales de la Unión Cívica Radical, más conocido, como el “Bloque de los 44”.
Su lucha fue constante por las Instituciones del país. Cuando fue depuesto Arturo Illía y a pesar de la dureza de la dictadura de Onganía, Balbín continuó en la búsqueda incansable de recuperar la política y volver al sistema democrático. En este sentido, el 14 de noviembre de 1970, impulsó la conformación de la "Hora del Pueblo”, con el propósito de recuperar las Instituciones republicanas.
El último Balbín, es el que perdurará en el imaginario de los argentinos, aquel, que despojándose de sus viejas luchas, dio los pasos necesarios para la consolidación de la democracia y las instituciones republicanas del país. Su apuesta por la unión nacional, continuó en la organización de "La Multipartidaria”, cuyos logros no alcanzó a ver, pero sí imaginar.
El legado que nos deja Balbín, se puede encontrar con nitidez tanto en las huellas de la historia del radicalismo, como en la de nuestro país. Estas nos presentan a un Ricardo Balbín, privilegiando la unión de los argentinos, y haciéndola realidad cuando comenzó a tener un diálogo fecundo y de respeto con el General Juan D Perón, privilegiando ambos las Instituciones de la República y el bienestar de los argentinos. En tal sentido, cabe destacar, que su lucha por la consolidación de las Instituciones democráticas fue el desvelo de toda su vida, y la vigencia de una República con Libertad e Igualdad, su permanente objetivo político.
Prof. César Arrondo
Foro Nacional de Historiadores del UCR